mono

llegó a mi vida en un momento muy especial... no la esperaba, pero cómo había deseado algo así... cómo hube esperado por ella...
las horas pasaban y allí estabamos, conociéndonos día tras dia, botella tras botella, bar tras bar, cafe tras cafe, historia tras historia, risa tras risa...
de arriba a abajo, de principio a fin... las palabras fluían, la confianza crecía... no hubo ratos de silencio, siempre era desear más y más...
tonterías a montones, noches en vela, fiestas sin fin... se volvió mi luz y mi sombra... mi amiga y compañera...
nadie antes me conoció tan bien, con nadie la expresión fue tan sencilla... nadie como ella, ninguno como aquellos momentos a su lado...
mi monito no tiene igual... ni las tardes de restaurant... ni las conversaciones sin coherencia... ni las aventuras, ni los bailes, ni los sueños, ni los cólicos, ni los dias enteros en la maria sin comprar, ni los catálogos de pi a pa... ni siquiera el grupo de extrañezas con el que compartíamos los días, si, a veces sacaban de quicio pero se les aprecia y vale la pena mencionarles...
aunque nos regañamos y nos desesperamos... la extraño, me hace falta... a veces despierto queriendo salir a pasear pero no está... tengo que esperar... tengo que recordar y sonreir...
ella es especial... mi monito incondicional...
qué lindo es tener presente a las personas cuando valen la pena...