imaginando

como gotas de lluvia que caen sobre mi rostro y desprenden cada gramo de tristeza volviéndose uno con las lágrimas... destaca el sonido del silencio y se disuelven unas cuantas burbujas de melancolía entre el espacio y mis manos...
así, con ingenuidad, pido oportunidad de correr descalza sobre la hierba, cubriendo con una manta mi pudor... cumpliendo el deseo de obedecer solo al placer de mi persona y a la necesidad de mi memoria... me gana la fuerza de la emotividad y dejo escapar un suave murmullo que cubre cada rincón del paisaje...
así es como debió ser el paraíso... con luces tenues y hadas danzantes, con sueños profundos y anhelos palpables, con cánticos bellos y noches eternas...
la gloria y la bienaventuranza se llevan dentro...