aborígen
cuando eramos salvajes y teníamos los ojos pardos, hablábamos de mil maneras y controlábamos nuestro aliento...
cuando recorríamos las montañas y admirábamos los paisajes, jugabamos como niños y volábamos como aves que apenas se reconocían...
inocentes almas solitarias que siguen el ritmo de la vida y se dejan llevar... impetuosas estrellas fugaces que se contemplan a la distancia y en un parpadear dejan de brillar... apacible sueño eterno que redescubre la sonrisa en el fondo de la soledad...
los placeres dieron un vuelco y se reescribió la historia... se consumió la impaciencia, resurgió la inmortalidad...
como pigmeos alados que se dejan contemplar, hasta que el ciclo llegó a su final... se dejó de creer en la eternidad y fuimos mutando en la oscuridad...
se secó la última gota de rocío e invadimos el mundo terrenal... olvidamos nuestra esencia, absorbimos la energía del ambiente y nuestro salvajismo se volvió crueldad insaciable... el canibalismo tomó nuevas formas y se perdió el sentido de la humanidad... se apagó el canto de las hadas, se agotó la fuerza de la paz...
nadie es culpable de nuestro mal...
cuando recorríamos las montañas y admirábamos los paisajes, jugabamos como niños y volábamos como aves que apenas se reconocían...
inocentes almas solitarias que siguen el ritmo de la vida y se dejan llevar... impetuosas estrellas fugaces que se contemplan a la distancia y en un parpadear dejan de brillar... apacible sueño eterno que redescubre la sonrisa en el fondo de la soledad...
los placeres dieron un vuelco y se reescribió la historia... se consumió la impaciencia, resurgió la inmortalidad...
como pigmeos alados que se dejan contemplar, hasta que el ciclo llegó a su final... se dejó de creer en la eternidad y fuimos mutando en la oscuridad...
se secó la última gota de rocío e invadimos el mundo terrenal... olvidamos nuestra esencia, absorbimos la energía del ambiente y nuestro salvajismo se volvió crueldad insaciable... el canibalismo tomó nuevas formas y se perdió el sentido de la humanidad... se apagó el canto de las hadas, se agotó la fuerza de la paz...
nadie es culpable de nuestro mal...
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