nunca se es demasiado grande para dejar de asombrarse, quererse, jugar, reír o soñar... podemos intentar evitarlo, pero es parte de la vida, es parte de uno mismo, de la prevalesencia...
con el tiempo uno aprende y se fortalece, pero internamente todo sigue igual... hay quienes sienten que ya ha pasado la hora de muchas cosas pero no...
debemos ser como niños, entregarnos a todo lo que hacemos, sonreír en cada oportunidad, ser curiosos, ser valientes, ser ingenuos y ser capaces de maravillarnos con las pequeñeces...
de nada sirve una vida que no se puede admirar, una vida que no puedes sentir como tuya porque todo ha pasado a ser parte de la cotidianeidad... no se puede ser un un adulto incapaz de sentir plenamente...
estrellitas, globos, faldas, dulces, piñatas, juegos, caprichos, sellitos... hay que seguirlos gozando! allá del otro lado lo importante es la calidad con que vivimos y la entrega que dimos a cada acción...
yo seguiré jugando con mi mundo de fantasía, aún me lo pide el corazón...